Ahora que ya sabemos, plus minusve, leer latín, vamos a adentrarnos en una de sus principales peculiaridades gramaticales: el caso. Recordemos, para empezar,
qué es eso de “categoría gramatical”, contenidos de
expresión obligatoria según clases de palabras. Englobamos bajo la
etiqueta de categoría gramatical todos aquellos significados que debemos
expresar obligatoriamente cada vez que decimos un nombre, un verbo...
Tomemos, por ejemplo, el
sustantivo “niñas”, que significa ‘persona de corta edad’, ‘femenino’, ‘plural’.
O el sustantivo “anciano”, que significa ‘persona de elevada edad’, ‘masculino’,
‘singular’. De todos estos contenidos, hay algunos que no son obligatorios (‘persona
de corta edad’, ‘persona de elevada edad’...). De hecho, hay muchísimos
sustantivos que no tienen tales significados. Sin embargo, los otros
contenidos, que englobamos bajo el nombre de género y número, están soldados al
sustantivo. ¡Premio para el que sea capaz de decirme un sustantivo sin
expresar, al mismo tiempo, su género y su número! ¿Alguien? ¿No? ¿No? O para el
que sea capaz de decir una forma verbal sin expresar, a la vez, su persona,
número, tiempo, modo y voz. ¡Imposible también! Pues bien, esos contenidos que
expresamos obligatoriamente son las categorías gramaticales.
En latín y el griego las
categorías gramaticales del sustantivo son el género, el número y, por
supuesto, el CASO. Decimos que el
caso es cada una de las variaciones formales que experimenta un sustantivo según
su función en la oración. Véamoslo, de nuevo, con ejemplos. En las siguientes
oraciones la palabra “lobo” desempeña diferentes funciones:
El
lobo
acechaba a su presa (Sujeto)
¡Qué dientes tan grandes
tienes, lobo! (Apelación)
Los cazadores apresaron al lobo (Complemento Directo)
La resistencia del lobo es enorme (Complemento del Nombre/ T. Adyacente)
Los cazadores le dieron al lobo su merecido (Complemento Indirecto)
La niña de la caperuza
roja caminaba por el bosque con el lobo
(Complemento Circunstancial)
Si prestáis atención a
estos ejemplos, veréis que en todos ellos la palabra “lobo” desempeña
diferentes funciones y que, no obstante, no ha variado su forma. Pues bien, en
latín -y en griego- su final habría cambiado en cada ocasión. Y cada uno de
esos finales recibe el nombre de caso y sirve para una o varias funciones
sintácticas.
Los casos del LATÍN son:
CASO
|
FUNCIÓN
|
Nominativo
|
Sujeto, Atributo,
Predicativo (Suj)
|
Vocativo
|
Apelación
|
Acusativo
|
CD, CC (con o sin preposición)
|
Genitivo
|
CN, C. Régimen
|
Dativo
|
CI, C. Régimen
|
Ablativo
|
CC, C. Régimen
|
Los casos del GRIEGO son:
CASO
|
FUNCIÓN
|
Nominativo
|
Sujeto, Atributo, Predicativo (Suj)
|
Vocativo
|
Apelación
|
Acusativo
|
CD, CC (con preposición)
|
Genitivo
|
CN, CC (con preposición), C.
Régimen
|
Dativo
|
CI, CC (con o sin preposición), C. Régimen
|
Figuran en negrita las
funciones más usuales.
Ya sabéis, espero, lo
que es el caso y deberíais aprender también las funciones más
habituales de cada uno de ellos. Si no es así, convertid estas tablas en
vuestro mantra. Pegadlas en la nevera, colocadlas bajo la almohada, repetidlas
en voz baja o gritadlas a los cuatro vientos pero aprended, por favor, los
casos y sus funciones, si no queréis que el curso se convierta en una película de terror...
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