martes, 6 de octubre de 2020

LATÍN I: MORFOLOGÍA NOMINAL. LOS PRONOMBRES (I)


Una de las preguntas que más me han hecho a lo largo de mi carrera como profesora es la de “y ahora que ya sabemos las cinco declinaciones, ¿qué vamos hacer?” El latín, pequeños saltamontes, es mucho más que el aprendizaje de las diferentes desinencias casuales pero es que, además, ni siquiera hemos terminado. Conocemos las cinco declinaciones –aunque seguro que la 4ª y la 5ª agradecen un repaso- pero, entre otras muchas cosas, ¡nos faltan los pronombres!

Empecemos, como siempre, por el principio. ¿Qué es un pronombre? Como su nombre latino indica, es la palabra que aparece pro nomine, ‘en lugar del nombre’. De hecho, esa es la definición que recordaréis –o no- de vuestras clases de Lengua. El pronombre sustituye al nombre y el determinante lo acompaña. De esta manera, en la oración

“Quiero esas botas rojas del escaparate”

“esas” sería un determinante que acompaña a “botas”, un T. Ady. más –o CN, en honor de nuestro querido Agapito-. Sin embargo, en el caso de que la dependienta se confunda y coja otras, le diremos algo así como

“No, no, quiero esas”.

En esta segunda oración “esas” funciona de CD (= las quiero), que es una función sintáctica propia del nombre. Ya no acompaña al nombre sino que lo sustituye.

Pues bien, la gramática tradicional del latín tiende a usar el término pronombre indistintamente tanto cuando acompaña como cuando sustituye. En latín, como en griego, y como en castellano, hay diferentes clases de pronombres que se distinguen por su forma y por su significado:

- personales y posesivos
- demostrativos
- fóricos
- indefinidos
- numerales

Trataremos de cada tipo por separado según los vayamos necesitando para trabajar sobre los textos y los primeros de los que nos ocuparemos serán los DEMOSTRATIVOS.

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