Llevamos algunas semanas revisando cuestiones relativas al
funcionamiento de los pronombres. Si el otro día hablábamos de la deixis a partir de un clásico de la
infancia –de la mía, al menos- como Barrio
Sésamo y aprovechábamos después algunos tópicos de la narrativa de misterio
para tratar de las personas gramaticales
y los pronombres personales, hoy es el turno de la expresión de la foresis. ¿La qué? Diréis. Quizá si
hablo de anáfora y catáfora os suene más familiar. O quizá
no. De hecho, hace algunos años, se suscitó una agria polémica a nivel nacional
porque en la prueba de Lengua de la EBAU –entonces PAU- de la Comunidad de
Madrid se hizo la pregunta: “¿Qué es la anáfora?”
Pronto veréis que la pregunta no era, ni mucho menos, tan
terrible. La anáfora es la relación
que se establece un elemento gramatical y una palabra o grupo de palabras que
aparecen antes en el discurso o, en nuestro caso, en un texto.
Veámoslo con un ejemplo:
“Dijo que había estado allí pero no me lo creí”.
En este ejemplo lo = que había estado allí. “Lo” hace
referencia a un grupo de palabras aparecidas antes en el texto, por lo que hay
una anáfora.
Por su parte, la catáfora
es la relación que se establece entre un elemento gramatical y una palabra o
grupo de palabras que aparecen después en el discurso o, en nuestro caso, en un
texto.
“Lo que dijo es esto: que renunciaba”
En este ejemplo esto = que renunciaba. “Esto” hace referencia
a un grupo de palabras que aparecen después en el texto, por lo que hay una
catáfora.
En castellano la foresis (ya sea anáfora o catáfora) se
expresa con elementos que admiten también otros usos: demostrativos, el
adjetivo “dicho” en usos como “Los jóvenes, considerados culpables de
vandalismo, serán castigados con la
realización de tareas de limpieza. Dicha
sanción comenzará el próximo mes.”
(Dicha sanción = la realización de tareas de limpieza). En latín, sin embargo, la foresis se expresa, sobre todo, por medio de
los llamados pronombres fóricos. Los pronombres fóricos del latín son:
1. is, ea, id (lo llamaremos FÓRICO BÁSICO)
2. ipse, ipsa, ipsum (lo llamaremos FÓRICO ENFÁTICO)
3. idem, eadem, idem (lo llamaremos FÓRICO DE IDENTIDAD)
Los tres admiten usos anafóricos (cuando se refieren a algo
aparecido antes en el discurso) y catafóricos (cuando se refieren a algo que va
a aparecer después en el discurso). La existencia de tres fóricos distintos
obedece a otros matices.
1. is, ea, id. Es el fórico sin más. La manera ideal de traducirlo es con los pronombres átonos del castellano (“lo, la, los, las; le, les”) o el demostrativo (“este, -a, -os, -as”)
2. ipse, -a, -um. Es el fórico enfático. Hace referencia a algo mencionado antes –o después- pero poniendo de relieve que se refiere precisamente a eso y no a otra cosa. Ej: ipse Caesar “el propio César”, “César en persona”
3. idem, eadem, idem. Es el fórico de identidad. Indica que la persona o cosa a la que se refiere es igual a otra nombrada antes. Ej: eadem legio “la misma legión” (= a la legión mencionada antes)
En cuanto a su declinación,
es relativamente parecida a la de los demostrativos. El plural es regular (como
adjetivo tipo 2-1-2) y gen. sing. en –ius;
dat. sing. en –i. Tenéis que tener en
cuenta también que idem, eadem, idem se declina igual que is,
ea, id y luego se le añade el formante invariable –dem.
Así que sí, llevamos ya unos cuantos pronombres pero su
declinación es bastante parecida entre sí.
Es mucha información de una sola vez, lo sé. Vuestra tarea
es leerla una y otra vez con calma, preguntarme todo lo
que no entendáis y responder a la siguiente cuestión:
¿Qué pronombre latino emplea Sam para responder a la
declaración romántica de Molly (Ghost,
Jerry Zucker, 1990)? ¿Qué quiere decir? ¿Es una anáfora o una catáfora? ¿Por
qué?
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