domingo, 6 de septiembre de 2020

LATINE LOQVAMVR, DISCIPVLI! (EL SISTEMA FÓNICO DEL LATÍN)



¡Estudiantes! ¡Hablemos en latín! Y para hacerlo con corrección, aquí os dejo una pequeña descripción articulatoria de la realidad que esconde su alfabeto.
CONSONANTES: son aquellos sonidos en cuya articulación el aire encuentra un obstáculo a su salida.

Según las características de este obstáculo y la manera de vencerlo, hablaremos de OCLUSIVAS o FRICATIVAS.

Las OCLUSIVAS son sonidos en los que se plantea un obstáculo total que se vence con una explosión. Según el punto donde se sitúe este obstáculo hablaremos de


PUNTO DE ARTICULACIÓN

SONORAS
(+ vibración de las cuerdas)
SORDAS
(- vibración de las cuerdas)

LABIALES

[b]
[p]

DENTALES

[d]
[t]

GUTURALES
(en el velo del paladar)

[g]
[k] (“c”, “k”, “qu”)


¡OJO! Aquí os dejo un par de imágenes significativas que os ayuden a recordar cuáles son las oclusivas sonoras (a la izquierda) y cuáles las sordas (a la derecha)














Las FRICATIVAS son sonidos en los que se plantea un obstáculo parcial que se vence con fricción. Al contrario que las oclusivas, son sonidos continuos. En latín son fricativas:
[f]: fricativa, labiodental (se realiza con los dientes superiores sobre el labio inferior), sorda

[s]: fricativa, ápicoalveolar (se realiza con la punta de la lengua sobre los alveolos, la parte del paladar inmediatamente anterior a los incisivos superiores; la parte que se quema cuando comemos pizza muy, muy caliente...)

Las NASALES son sonidos en cuya articulación el aire sale parcialmente por las fosas nasales. De ahí que, cuando estamos resfriados y con la nariz taponada, no podamos pronunciarlas con propiedad. Según su punto de articulación, distinguimos entre

                        [m]: nasal, labial

                        [n]: nasal, dental

Restan, en fin, las LÍQUIDAS:   

[l]: líquida, lateral

[r]: líquida, vibrante

Las VOCALES son sonidos en cuya articulación el aire encuentra una salida franca, sin obstáculos, a través de la cavidad bucal. Las diferencias entre unas y otras radicarán en el grado de apertura de esta cavidad y en el lugar más anterior o posterior donde se realice el sonido. 

De todos modos, lo que nos interesa aquí es que, pese a las apariencias -solo hay cinco grafías-, el latín no tiene cinco vocales, sino diez:

                        ā, ă, ē, ĕ, ī, ĭ, ō, ŏ, ū, ŭ

La diferencia entre ā y ă estriba en su duración; la primera es más larga que la segunda. Y esta diferencia, que en nuestra lengua no tiene consecuencias, servía en latín para distinguir significados.
Así, sōlum significa en latín “solamente”, frente  a sŏlum, que hace referencia al sustantivo “suelo”.
 
Este repertorio de sonidos aparece representado por un alfabeto muy semejante al nuestro, que es, precisamente, herencia romana. Consta de veintitrés letras:
 
 A B C D E F G H I K L M N O P Q R S T V X Y Z


Echaréis de menos, imagino, nuestra "ñ", así como la "j" y la "u". Al respecto de la primera, diré aquí por primera vez que NO HAY PALATALES EN LATÍN. En cuanto a la "j" y a la "u", no surgieron hasta el siglo XVI bajo el nombre de "letras ramistas", en honor de su creador Petrus Ramus (Piérre de la Ramée). Hasta entonces, la "I" y la "V" podían funcionar como vocales (filius, lupus) o consonantes (iam, variatio) según el contexto. Solo posteriormente, con la invención de las letras ramistas, se generalizó el uso de la "i" y la "u" para el valor vocálico y de "j" y "v" para el consonántico, aunque la "j" no ha tenido demasiado éxito.

Como curiosidad, os diré que la reciente miniserie de ciencia ficción DEVS, de Alex Garland (HBO, 2020) aprovecha la ambivalencia original de la "v" en su no del todo sorprendente giro final, pues el megalómano fundador de la innovadora y secretista compañía, que en el interior de un bosque lleva a cabo un proyecto sobre el que casi nadie sabe nada y todo el mundo se pregunta, termina revelando que DEVS no es un acrónimo de development ("desarrollo") sino la palabra latina para "dios". Y ya se sabe lo que pasa cuando los humanos jugamos a ser dioses...



Por lo que se refiere a la acentuación del latín, la situación del acento estaba condicionada por una ley denominada la "ley de la Penúltima", según la cual, 
1. no hay palabras agudas
2. en las palabras de más de dos sílabas el acento recae en la penúltima si es larga. Si esta sílaba fuera breve, el acento se retrotraería a la antepenúltima independientemente de su cantidad.

Son sílabas largas:
1. las que incluyen una vocal larga
2. las que incluyen un diptongo (-ae, -oe, -au)
3. aquellas cuya vocal va seguida de dos consonantes.

Parece complejo pero no lo es. No se explica, así pues, cómo un profesor de Latín de un centro tan prestigioso como la Academia Welton puede cometer errores de pronunciación como los que aquí os dejo; toda una lección de cómo NO pronunciar el latín.




No hay comentarios:

Publicar un comentario