¿Alguna
vez has dicho de alguien que tenía un aire muy marcial? ¿Dedicas, quizá, tu
tiempo libre a la práctica de las artes así llamadas, marciales? ¿Te has
preguntado alguna vez cuál es el origen de tal adjetivo? "Marcial”
tiene su origen en el adjetivo latino martialis, -e, a su vez derivado
de Mars, Martis, el dios de la guerra.
Marte
es el dios de la guerra romano, identificado con el Ares griego. Hijo de Zeus y
de Hera (Júpiter y Juno en el mundo romano), se le representa con coraza y
casco y armado de escudo, lanza y espada. La mayoría de mitos en los que
interviene son mitos guerreros, aunque no siempre resulta vencedor. Con frecuencia,
los griegos presentan su fuerza bruta contenida o burlada por la más astuta de
Heracles o la prudencia de Atenea.
Se
le relaciona con frecuencia con Afrodita, diosa del amor, que estaba casada con
Hefesto, el dios cojo de la fragua. Relata Homero cómo un día Ares y Afrodita
fueron sorprendidos por el Sol, que fue a contar la aventura a Hefesto. Este
preparó una trampa, una red mágica. Una noche en la que los dos amantes estaban
en el lecho de Afrodita, Hefesto cerró la red sobre ellos y llamó a todos los
dioses del Olimpo.
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