El Imperio Romano no se agotó
con la muerte de Nerón, sino que siguieron después otras dinastías como la
Flavia, la Antonina o la Severa. No profundizaremos aquí en los distintos
emperadores que las integraron. Nos limitaremos a decir que, con frecuencia,
los emperadores tuvieron un final violento y que se produjeron guerras civiles.
Señalamos, eso sí, algunos hitos
fundamentales que debéis conocer:
- A Marco Aurelio, “el emperador filósofo” (161-180), se le
multiplicaron los problemas durante su mandato, pues tuvo que hacer frente a agresiones externas en Siria y, sobre
todo, de parte de los pueblos germánicos,
así como a la peste y a una crisis económica provocada por una mala
cosecha. De hecho, y de modo un tanto paradójico dado su carácter reflexivo, el
mandato de Marco Aurelio suele señalarse como el principio del fin.
- Caracalla (212), además de construir unas famosas termas, le
concedió la ciudadanía romana a
todos los ciudadanos libres del Imperio.
- La llegada de Diocleciano (284-305) y su reorganización
del Imperio (se estableció una tetrarquía que suponía el reparto de las
tareas administrativas entre dos Augustos y dos Césares) trajo consigo cierto
restablecimiento del orden en el interior y en las fronteras. Diocleciano fue,
asimismo, célebre por su persecución de los cristianos, pues este culto era
incompatible con el paganismo y la adoración al emperador.
- La política de Constantino siguió las grandes líneas
de la de Diocleciano, excepto en un punto esencial: el cristianismo. Constantino creyó oportuno asegurarse el apoyo de los
cristianos para gobernar y en el Edicto
de Milán (313) proclamó la libertad de religión y devolvió a las iglesias
cristianas los bienes confiscados.
- Puesto que en Roma las tradiciones
paganas estaban muy enraizadas, Constantino fundó -sobre la ya existente
Bizancio- Constantinopla y trasladó
la capital al Este. La inauguración de la ciudad tuvo lugar en el 330.
- El reconocimiento del Cristianismo como religión oficial del Imperio y
la supresión oficial del paganismo no se produjo hasta el 391, bajo el
emperador Teodosio. Como ejemplos de
esta supresión pueden señalarse que se apagó el fuego de las vestales y se
celebraron los últimos Juegos Olímpicos de la Antigüedad.
- A la muerte de Teodosio (395), el Imperio se dividió entre sus dos
hijos: a Honorio le correspondió Occidente
y a Arcadio Oriente.
- Los bárbaros, conscientes de la debilidad del Imperio, atacaron las
defensas romanas. Constantinopla aún resistiría durante siglos a diferentes
agresiones. Por el contrario, Roma vivió una agonía de ochenta años. El último emperador del Imperio romano de
Occidente fue Rómulo Augústulo. Depuesto este en el 476 d. C., Odoacro fue proclamado rey de Italia por sus tropas, ya
no emperador. El Imperio Romano estaba en manos de numerosos poderes regionales
bárbaros.
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