domingo, 27 de septiembre de 2020

EL SISTEMA FÓNICO DEL GRIEGO


Veíamos el otro día la realidad fonética que se ocultaba tras el alfabeto latino y hoy es el turno de estudiar los sonidos que esconde el, de momento, exótico alfabeto griego.
Al igual que el latín, el griego tiene también varias series de CONSONANTES OCLUSIVAS:
PUNTO DE ARTICULACIÓN
SONORAS
SORDAS
ASPIRADAS
LABIALES
[b] β
[p] π
[ph] φ
DENTALES
[d] δ
[t] τ
[th] θ
GUTURALES
[g] γ
[k] κ
[kh] χ

Ya veis que el griego tiene una serie de oclusivas más que el latín, las ASPIRADAS, que acompañaban la explosión de una ligera aspiración. Si el otro día decíamos que podéis recordar la serie de sonoras pensando en una “BoDeGa” y de las sordas con una “PeTaCa”, habitualmente se recurre a la palabra “FiJeZa” para recordar las aspiradas.
El griego dispone también de una FRICATIVA ápicoalveolar o silbante, [s] (σ, ς),
de dos NASALES, una labial [m] (μ) y una dental [n] (ν),
y de dos LÍQUIDAS, una lateral [l] (λ) y una vibrante [r] (ρ).
A mitad de camino entre las oclusivas y las fricativas, está la AFRICADA [dz] (ζ).
Al igual que el latín, también el griego se sirve de la cantidad vocálica para distinguir significados. Los griegos distinguían entre vocales largas y breves. Es más, el alfabeto recoge en ocasiones esta distinción:
 
ā
α
ă
ē
η
ĕ
ε
ī
ι
ĭ
ō
ω
ŏ
ο
ū
υ
ŭ

domingo, 6 de septiembre de 2020

BREVE HISTORIA DE LA LENGUA GRIEGA (II): “MISSOLONGUI, 1824”, JOHN CROWLEY



Al derrumbe del mundo micénico siguieron varios siglos de silencio, de los que no disponemos de ningún testimonio. Habrá que esperar al 800 a. C. para volver a tener testimonios escritos, que ya no serán silábicos sino alfabéticos. Además, en época Arcaica se advierte ya una acusada fragmentación dialectal, tal y como se aprecia en el siguiente mapa:


Esta fragmentación perduró durante la época Clásica. De hecho, cada género literario llevaba asociado un dialecto. Así, el ático que estudiaremos en clase fue la lengua de la filosofía de Platón, de la historiografía de Tucídides, de determinadas partes del drama, etc. El dorio fue, a su vez, la lengua de la lírica coral.
Las diferencias dialectales se fueron perdiendo en favor de una lengua común, κοινή γλῶσσα, lengua de cultura y de uso comercial. Esta es la lengua de las primeras traducciones griegas del Antiguo Testamento y de la redacción del Nuevo Testamento.
El griego pervivió durante siglos como lengua del mundo bizantino o del Imperio Romano de Oriente, cuya caída no se produjo hasta 1453. Fueron los eruditos que entonces escaparon de la destrucción de Constantinopla a manos de los turcos quienes recuperaron el conocimiento del griego en Occidente, mientras en Oriente el esplendor griego quedó reducido a las ruinas posteriormente descubiertas por los viejos poetas románticos del s. XIX.
A propósito de esto último, os traigo aquí hoy un hermoso pasaje del relato “Missolongui, 1824”, incluido en Antigüedades de John Crowley, en el que un moribundo Lord Byron se deja llevar por la nostalgia:
«Tan pronto como mis pies tocaron estas playas, supe que por fin había llegado a mi verdadero hogar. Yo no era un ciudadano de Inglaterra en viaje por el extranjero. No: éste era mi país, mi clima, mi aire. Escalé el Himeto y escuché a las abejas. Subí a la Acrópolis. (Lord Elgin conspiraba a la sazón para saquear los edificios: quería llevar las estatuas a Inglaterra, enseñar a esculpir a los ingleses; a los ingleses que son tan capaces de esculpir como tú de patinar). Estuve en el bosque sagrado de Apolo en Claros: sólo que ya no existe allí ningún bosque, ahora todo es polvo. Tú, Loukas, tú y tus padres habéis talado todos los árboles, y los habéis quemado, no sé si por resentimiento o porque necesitabais leña, pero allí me detuve en medio de las nubes de polvo, a pleno sol, y pensé: He llegado dos mil años demasiado tarde. Ésa era la pena que empañaba mi felicidad, ¿te das cuenta? Yo no menospreciaba a los griegos de hoy, como lo hacían muchos de mis compatriotas, no pensaba como ellos que han degenerado, y que se merecen a sus amos turcos. No, yo me deleitaba con su compañía, muchachas y muchachos, albaneses, suliotas y atenienses. Estaba enamorado de Atenas, de sus calles estrechas y escuálidas, de sus mercados. No hacía excepción alguna. Sin embargo... Cómo deseaba no haberla perdido, y qué bien sabía que la había perdido para siempre. La Grecia de Homero; la de Píndaro; la de Safo. Sí, mi joven amigo: tú conoces soldados y ladrones con esos nombres; yo hablo de otros».


Muchas son las referencias clásicas de este pasaje y nuestra tarea es localizarlas y averiguar qué realidades esconden. ¡A ello!

BREVE HISTORIA DE LA LENGUA GRIEGA (I): EL GRIEGO MICÉNICO

"(...) Pensé en Alice Kober sentada frente a una mesa 
camilla junto a su madre viuda,
catalogando caracteres de Lineal B en cartones
de cigarrillos."

"Espacio practicado",
Raíces aéreas
Patricia Gonzalo de Jesús
(La Bella Varsovia: Córdoba, 2016)


Nos empeñamos en hablar de griegos y de Grecia, como si de un único pueblo o estado se tratara pero, cuando empleamos estos términos para la edad Antigua, al menos para los orígenes del mundo griego y las épocas arcaica y clásica, caemos en un anacronismo, pues lo que hoy denominamos Grecia fue en realidad durante siglos un conglomerado de ciudades-estado independientes (πόλεις), cuyo único punto de unión era la lengua: el griego.

Igual que Charlie Brown y sus amigos mantienen a sus tiernos ocho años conversaciones más que sesudas y trascendentales pero escuchan solo un farfullar sin sentido cuando hablan los adultos, así también los griegos de la Antigüedad oían tan solo bar-bar-bar cuando oían hablar una lengua que no fuera la propia. De ahí el término bárbaro (βάρβαρος) para referirse a los extranjeros. Se trata de una palabra de origen onomatopéyico.




El griego es la lengua indoeuropea de la que disponemos de testimonios escritos más antiguos. Se trata de asientos contables registrados en pequeñas tablillas de arcilla que se quemaron -y, en consecuencia, cocieron y conservaron accidentalmente para nosotros- en los incendios a los que se asocia el final del mundo micénico, en auge del 1400 al 1200 a. C. En estas tablillas se recogía de manera provisional la administración de los palacios para luego trasladarla al papiro. Durante mucho tiempo estos testimonios permanecieron sin descifrar, pues se desconocía qué lengua era la que estaba detrás del sistema de escritura en el que se hallaban: el lineal B. Hubo que esperar a 1952 para que dichos textos se descifraran como una forma arcaica de griego. El autor de tal hallazgo fue Michael Ventris, piloto de la RAF durante la II Guerra Mundial y arquitecto de profesión, que el 1 de julio de ese año concedió una entrevista a la BBC en la que dio a conocer sus primeras traducciones completas. 


 
El desciframiento del Lineal B se atribuye, en efecto y con razón, a Michael Ventris pero... ¿quién fue la Alice Kober que se menciona en los versos que podéis leer al comienzo y cuál fue su aportación a dicho desciframiento?